Nagual-Nahual
De entre toda la propaganda política, publicidad oficial aludiendo a las exaltadísimas e internacionalmente conocidas fiestas de julio, anuncios dudosos en un cuadro de cinco por cinco centímetros prometiendo un atractivo salario solo por vender desde el hogar, y decenas y decenas de carteles invitando a un mosaico de sesiones musicales, de talleres artísticos y de exposiciones itinerantes hay, un grito, tal cual es, un grito que se ha apropiado de las calles y ha retomado el concepto de libertad en ellas: la gráfica urbana.
Las calles están gritando y están gritando poesía, amor, hartazgo, ilusión, esperanza y sobre todo rebeldía.
De entre ese mundo de posibilidades que el ojo humano ha percibido, existen aquellas manifestaciones culturales que son obra de hombres y mujeres que optaron por expresar lo que sienten, piensan y quieren mostrar a través de pintura y trazos que comunican ideas y pensamientos abstraídos de la realidad.
Únicos, irrepetibles, sintéticos y directos se presentan ante nosotros y nosotras una orgía de imágenes que traen en sí mismo el mensaje.
Producto de seres que han elegido exorcizar sus más peligrosos demonios internos y sus más grandes esperanzas y sentimientos a través de una catarsis visual y material, gracias también a una pared que es el lienzo en el cual su obra cobra vida.
Como si al hacer uso de esa facultad de expresarse estuviesen convirtiéndose en otros seres, los mismos con los cuáles han sido marcados desde su nacimiento.
Ellos y ellas han venido cargando, desde tiempos inmemorables, desde la época prehispánica la misma atribución de los dioses de las culturas maya, azteca y tolteca, entre otras, en la cual poseían la facultad de tomar la forma de un animal (nahual) para interactuar con los humanos.
De acuerdo con algunas tradiciones, se dice que cada persona, al momento de nacer, tiene ya el espíritu de un animal, que se encarga de protegerlo y guiarlo. Estos espíritus, llamados nahuales, usualmente se manifiestan sólo como una imagen que aconseja en sueños o con cierta afinidad al animal que nos tomó como protegidos.
A las manifestaciones que forman parte esencial de la vida en las comunidades originarias, la ciencia las ha desdeñado y por consiguiente no las estudia ni las investiga, además le ha adjudicado algunas denominaciones, entre las cuales tenemos, por citar un ejemplo, el hecho de señalarlas como manifestaciones sobrenaturales.
Sin embargo, estas manifestaciones, dentro de lo cotidiano de las comunidades, no se toman como algo sobrenatural, sino más bien forman parte de lo natural, porque constituyen elementos esenciales de la cosmovisión que les da, no solo identidad, sino que, trascendiendo terminologías, tienen a representar partes fundamentales de su historia, de su cultura y de la existencia misma de los pueblos a través del tiempo.
Pero no todos tienen un contacto tan leve: se cree que los brujos y chamanes del centro de Mesoamérica pueden crear un vínculo muy cercano con sus nahuales, lo que les da una serie de ventajas que ellos saben aprovechar. La visión del gavilán, el olfato del lobo o el oído del ocelote pasan a ser herramientas de estos videntes e incluso se afirma que algunos, más preparados, pueden hasta adquirir la forma de sus nahuales y utilizar esta habilidad de diversas formas, no todas ellas bienintencionadas, según la tradición popular.
Es por eso, que hoy en día los podemos ver únicamente, escondidos tras esa máscara social que les permite la coexistencia económica y cultural, hasta que su espíritu nahual se apropia de ellos en el preciso momento en que toman una lata de aerosol, y construyen, como si fuesen los oníricos cuadros de Salvador Dalí, elementos fantásticos mezclados con fragmentos de la realidad.
Dejan atrás su vida profesionista, -aquella que requiere de títulos y expectativas sociales- en el momento exacto en que sus brazos trazan por primera vez las líneas que proyectan sus nahuales internos. De ese mundo, personal, interior y construido con el pasado y presente de cada uno de las y los artistas que expondrán el día de hoy, han salido materializados sus fantasmas, miedos, esperanzas e ilusiones, pero sobre todo su protesta social, ante un sistema que desdeña lo contestatario, lo diferente y lo misterioso, y que en cambo sí crítica y limita las libertades de los hombres y mujeres que luchan día a día en la construcción de un mundo mejor.
Al tomar una lata de aerosol sus brazos se transforman, tal cual si fuese una película de ciencia ficción, en una extraña entidad surrealista que convive entre zombies caminantes. Y que nada tiene que ver con los trajes de etiqueta y las corbatas a rayas. Y aunque sus cuerpos adoptan la visión del águila, el olfato del perro, la fuerza del jaguar y la precisión de un tigre en la oscuridad cuando acechan a sus víctimas, estos hombres y mujeres existen y son tan reales como las obras que proyectan. Solo que ahora se ha transformado en el nahual que los ha marcado desde el nacimiento y obedeciendo a éste, han decidido fijar su camino. Guiados por los sentidos y aptitudes de quienes representan hoy su identidad cultural. Estos jóvenes, que a decir de ellos, prefieren no ser llamados artistas, han elaborado un mensaje social crítico a través de su trabajo. La discriminación, el deseo, el amor, su inconformidad y la revolución han sido parte de los temas que podemos ver tatuados en los muros de la ciudad y más específicamente de esta Villa, en la cual, también han elegido para evidenciar su inconformidad ante distintas convenciones sociales y también, por qué no, y sus propuestas ante las mismas.
Dejan atrás no sólo las formalidades y las limitantes formas de expresión que no conciben este arte, su arte, como una legitima forma de hacer gritar a las calles, y que en cambio, es criticada por un interesante sector de la sociedad urbana que a decir de ellos, los ve, como una anomia, una falla del sistema.
Ellos, los artistas gráficos, poseen cada uno un viaje propio, un conflicto interno y tal vez, solo tal vez, cientos de dudas existenciales. Se conciben a sí mismos como una fractura de la sociedad e incluso un rompimiento con la misma, pero su discurso gráfico posee en sí mismo una estructuración que permite evidenciar una carga de imagen con intención, un objetivo, una idea. Una forma de decir no, y muchas formas de decir cómo.
El día de hoy, el colectivo “ Bu gaa’ ”, un grupo de jóvenes de Zaachila asociados con la finalidad de fomentar el arte y la creación gráfica, ha titulado esta exposición “los nahuales”, en honor a ese ser que está alimentando su espíritu, y que los lleva a hacer trazos, esténciles, paisajes, monstruos, calaveras y animales en las que, imprimen una parte de su misma esencia.
Bienvenidos sean pues todos y todas a esta inauguración, disfrútenla. A nombre del Colectivo “ Bu gaa’ ” integrado por Erizo, Sarf, Serckas, Elmo, Ares, Raptor, Huren, Wes, Dehui, Huguet. Les agradezco la asistencia a este evento esperando que este espacio no sólo sea de convivencia sino también el germen que produzca y rescate el derecho de todos y todas a ejercer nuestra libertad de expresión, lejos de las normas establecidas por un sociedad que solo se guía por la moral en turno. ¡Felicidades a Bu gaa´, en hora buena!
Agradecimiento a Café Cultural La Poltrona
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